De un tiempo para acá esto de la “vida saludable” es una tendencia que ha venido tomando fuerza. Podríamos decir que se ha convertido en una moda. Moda que aplaudo, ya que antes de este boom, era poca la información que manejábamos sobre estilo de vida, alimentación y deporte.
Estas son las modas que merece la pena seguir.
Pero ojo, ¿qué pasó después?
Que con todo este boom salieron a la superficie todas esas corrientes relacionadas con hábitos alimenticios, que no es que sean nuevas, tienen años existiendo, pero que han visto en esta moda una oportunidad, tales como: fitness, veganos, vegetarianos, paleo, keto, ayuno intermitente, alimentos orgánicos….Y así todo se comenzó a complicar.
Ante tanta información, que para mayor complicación se contradicen unas con otras, una persona que toma la decisión de emprender el camino hacia un estilo de vida saludable no sabe qué hacer. Es normal que se quede paralizado sin saber hacia dónde dar el primer paso, en quién creer.
Entonces, ¿cómo vamos en esto de la vida saludable?: Ya tenemos la respuesta, vamos mal!
Vamos mal porque tenemos la información a mano, pero no tenemos ni la menor idea de qué hacer con eso. Nos sentimos totalmente perdidos, no sabemos qué comer, ni a qué hora, el miedo nos invade porque no sabemos si un huevo es mucho o poco, si podemos o no comer carne.
En fin.
En este punto de saturación, me detuve a evaluar las razones que, desde mi punto de vista, nos han traído hasta aquí. Y esta es la razón de este post. Vamos a analizar cada una de ellas.
1.-Se dan recomendaciones sin especificar a quién van dirigidas
En medicina no existen las recomendaciones generales. Y hoy en día las redes sociales e Internet en general está inundado de posts con recomendaciones que no especifican para quién son.
¿Es para una persona en su peso ideal? ¿para un obeso? ¿un diabético? ¿puedo hacerlo yo?.
Mi recomendación para ustedes es que cuando se topen con información que no saben si seguirla o no, pregunten!! Si algo positivo tiene Internet es haber acortado distancia entre las personas, así que aprovechemos las facilidades en nuestras manos y preguntemos a los autores de los artículos: ¿para quién va dirigido eso que acaba de publicar?
2.-Hay más ganas de tener razón que de encontrar la verdad
Esto de querer tener la razón puede tener dos raíces.
Por un lado, puede tratarse de ego puro y duro que impide dar el brazo a torcer. En esta caso, la persona (profesional o no) defiende su opinión hasta la tumba, aunque en el camino se de cuenta que estaba equivocado.
Se trata de personas que, por miedo a perder credibilidad, prefieren mantener su posición hasta el punto que se creen sus propios cuentos.
En muchos otros casos, se trata de empresas o comerciales que, para vender sus productos o servicios, crean una necesidad al colectivo y venden sus productos como milagrosos.
Y con esto no estoy diciendo que vender esté mal. Pero hay que hacerlo con la verdad por delante y evitando perjudicar la salud de las personas.
3.- Desacreditación de una estrategia para promover la mía
Cada corriente defiende su estrategia y forma de alimentación demonizando las estrategias que utilizan otras corrientes.
Por ejemplo: los partidarios del keto (dieta alta en grasas muy baja en carbohidratos), demonizan el consumo de carbohidratos. Otros para defender los carbohidratos demonizan las grasas y la verdad es que tanto las grasas como los carbohidratos son necesarios. Ahora bien, según los CASOS PARTICULARES a unos les convendrá una y a otros la otra. Pero, que una sea buena no quiere decir que la otra sea mala.
Pienso que, en este punto en el que nos encontramos, valdría la pena ser más inclusivos, porque nadie tiene la verdad absoluta en sus manos.
En la unión está la fuerza.
4.-Las buenas intenciones no necesariamente llevan a buenos resultados
Hay muchas personas que tienen la intención de ayudar, informar, educar o inspirar a otros. Desde profesionales hasta personas que a través de una dieta o hábitos han logrado resultados positivos.
Sin embargo, la intención por sí sola no conduce a buenos resultados, hace falta una estrategia de por medio.
Y eso es precisamente lo que sí ha sabido hacer la industria chatarra que, si nos damos cuenta, nos ha convertido en sus títeres. Desde que este movimiento fitness comenzó a desarrollarse, la industria chatarra se ha reinventado y ha “mejorado” sus productos: ahora son más grandes, con más salsas, más ingredientes juntos, unión de pizza con hamburguesa.
Consecuencia: no nos podemos resistir a ese divino pecado. El ser humano, por naturaleza, necesita sentir una dosis de pecado, esa que está aprovechando la industria chatarra para sobrevivir ante esta moda fitness.
Viendo este panorama, debo decir que en el mundo saludable mientras sigamos empleando estrategias que no funcionan, pese al esfuerzo, estaremos destinados al fracaso.
Debemos evitar informar desde el miedo y aprender a hacerlo desde la necesidad humana.
5.-No tener sentido crítico ante la información
Antes era mucho más fácil porque la información solo venía de fuentes confiables de tv, periódico, revistas, médico.
Ahora no, ahora cualquiera se abre una cuenta en Instagram y Facebook, crea un blog, y escribe lo que quiere o lo que cree saber.
Te recomiendo, si vas a consumir un contenido, verifica antes la fuente y sé crítico.
6.-No tener objetivos claros
Si no tienes objetivos claros ¿qué buscas?.
Es necesario que tengas los objetivos claros para saber el tipo de contenido que vas a consumir.
Pregúntate: ¿qué quiero? ¿bajar de peso? ¿controlar el azúcar? ¿desarrollar masa muscular? Una vez tengas las respuestas claras, inicia tu búsqueda de información.
Como ya he dicho, la fuente de la información que consumimos es muy importante. Por ello te dejo aquí unos tips que te encenderán las alarmas de las cuentas en redes sociales en las que no deberías confiar.
No creer en cuentas que:
- Ofrecen planes o productos milagros a corto plazo.
- Demonizan otras estrategias y venden su estrategia como verdad absoluta.
- Dan una fórmula infalible.
- Comparten contenido diferente a tus objetivos.
- Importante elegir las cuentas de acuerdo al contenido que comparta y no al número de seguidores.