Trinisaludable

Obesidad, te conozco…y no eres lo que la mayoría piensa

Hoy dejaré de lado a la Trini médico y hablaré desde mi experiencia. Las vivencias enseñan más que la teoría que leemos.

Hace 35 años nací y hace 35 años tengo sobrepeso. Así que eso recuerdo cada vez que alguien supone que debería recuperarme en X cantidad de tiempo, además de dejar claro que aunque tengo 18 años de experiencia en medicina, tengo el doble de experiencia siendo obesa.

Desde que tengo uso de razón amo la comida, no la comida rápida, no los fritos, no los dulces, sino LA COMIDA EN GENERAL, siempre me encantó comer y recuerdo desde niña comiendo a escondidas más de lo que ponían en mi plato (que era bastante).

Vengo de una familia donde la regla era la comida casera y simple, con pocos condimentos, bajo en sal debido a la hipertensión de mi papá. No prestábamos atención a las porciones, así que lo usual era sentarnos alrededor de una mesa abundante con platos copiosos pero, sin embargo, cuando el resto estaba lleno, yo quería más.

Tengo conciencia del sobrepeso desde muy temprana edad, a los 5 -7 años notaba que era más grande que el resto de mis compañeras y en el recreo me quedaba sentada mientras mis amigas flaquitas corrían porque yo me sentía un poco avergonzada de ser la niña gordita.

Como era de esperarse, esos complejos crecieron en la adolescencia y el “sentirme diferente” me hizo ser una chica insegura, no me sentía bonita, sentía que no encajaba en ningún grupo, sin embargo, mi autoestima lastimada nunca afectó mi rendimiento escolar, en ese sentido siempre fui competitiva, dedicada, perfeccionista y me destacaba. Hice todas las dietas: de la buena alimentación, los puntos, pescado y brócoli, la de sopas de vegetales, solo frutas, cero carbohidratos, con lo que solo logré que mi peso oscilara con frecuencia.

Digamos que hasta este punto yo había sido una chica rellena, pero cuando me fui a la Universidad la cosa se complicó. Iniciar la carrera de Medicina significó irme a una nueva ciudad, enfrentarme a una alta carga de estrés diario, no dormir y también a conocer nuevos sabores, comida más sabrosa, más condimentada.

Conforme avanzaban los semestres yo aumentaba de peso, cada vez comía más y fue un cambio entre comer por placer, porque me encantaba, a comer para sentirme mejor. Pero terminaba sintiéndome peor física y emocionalmente, definitivamente yo había comenzado a perder el control pero no era consciente de ello. Creo que me di cuenta del peso que había ganado por lo difícil que fue comprar ropa para mi graduación, corría el año 2008 yo tenía 25 años y pesaba 90 kilos.

Graduarme significó otro gran comienzo: una nueva ciudad, pasar de ser estudiante a ser Médico titulado con toda la responsabilidad que eso acarrea, guardias, guardias, guardias y … la muerte repentina de mi mamá (un mes después de mi acto de grado).

Fue una etapa muy dura para mi y la drené como mejor sabía: COMIENDO. Comí mucho, mucho más de lo que puedes imaginarte, comía escondida, sola y solo paraba cuando me sentía morir, definitivamente las lágrimas que no boté me las TRAGUÉ.

Me volqué a mi profesión, y a pesar de sentirme sola, con mi autoestima cada vez más golpeada, fue una etapa profesional muy importante donde aprendí muchísimo. En 2 años pasé de 90 Kg a 117 Kg y se sentía realmente mal, me dolían las rodillas, me diagnosticaron artrosis (tuve un derrame articular), me faltó la menstruación 3 meses, me ardían los talones al asentar en las mañanas, no podía casi doblarme, entre muchas otras cosas, pero apareció una motivación para mejorar mi situación: la Yo Profesional había decidido ingresar al Postgrado de Cirugía y sabía que con ese peso no aguantaría (los postgrados quirúrgicos son extremadamente demandantes a nivel físico además de académico), y detrás de la decisión vinieron amigas que para mi fueron ángeles a acompañarme en ese proceso.

Lo increíble es que junto a ellas pude aceptarme por primera vez lo que hizo el camino más placentero y con sentido: me cuido porque me quiero. Así con 117 Kg me puse por primera vez un traje de baño, viajé, fui a conciertos, y me dediqué a mi, ejercicios, dieta guiada por un obesólogo y para el inicio de mi postgrado había perdido casi 40Kg (75Kg aproximadamente). Me sentía MARAVILLOSA. PERO si piensas que este es el final de la historia TE EQUIVOCAS.

Los primeros meses del postgrado adelgacé unos kilos más, no fue intencional, sencillamente no había tiempo para comer; pero luego reincidí, comencé a comer y en 1 año y medio había recuperado todo el peso y más, llegando a mi peso máximo de 119 Kg. En serio fue devastador, no me veía comenzando de nuevo, me sentía exhausta por mi peso, exhausta del postgrado, pero como siempre uno de mis ángeles apareció y me habló de una app donde hay muchas recetas saludables y ricas y fue así como decidí abrir una cuenta en Instagram en 2014.

Comencé a seguir muchas cuentas, yo estaba fascinada con ese nuevo mundo, una forma diferente de comer, rica, divertida, balanceada, una forma diferente al castigo que yo consideraba debía ser una “dieta”, así que comencé a experimentar en la cocina (me encanta cocinar, quizás porque me encanta comer, y se me da muy bien) y a publicar mis recetas.

A la par comencé a entrenar con mi hermana, actualmente mi socia, y aunque casi no podía, hacía mi mayor esfuerzo, poco a poco fue mejorando mi flexibilidad, mi fuerza, la resistencia, comencé nuevamente a perder peso. Llegó mi graduación de cirujano y ya había perdido muchos kilos pero continué, yo sentí que esa vez era diferente.

Avancé mucho sola, más de 30 kilos, luego busqué apoyo en una nutricionista que me ayudó a seguir evolucionando. Para 2016 muchas cosas habían cambiado: yo regresé al peso que tenía a los 17 años (67Kg), la cuenta de Instagram Trinidad Carrasco pasó a llamarse Trinisaludable y mi pasión ya no era la cirugía sino la nutrición.

Me apasioné de ayudar a las personas que como yo sufren los estragos físicos y psicológicos de una enfermedad (obesidad) de la que crees estar curado hasta que vuelve a azotarte. Por eso hice un Máster de Nutrición Humana y Dietética y Soy Especialista en Obesidad.

No cambiaría nada de lo que he vivido, porque a pesar de siempre haber amado mi carrera de médico, nunca como ahora siento que tengo una vida con propósito y es lo que me hace despertar todos los días con ganas de aprender más y ser mejor.

Hoy me dedico a eso y junto a mi hermana Lit trabajamos en este proyecto que amo y que me llena como profesional y como persona porque cada avance de mis pacientes lo siento como mío.

La obesidad es más que comer y engordar.

Puede ser un episodio de la vida o la historia entera de la vida, es vivir en lucha libre con tu mente sin descanso, es miedo, es rabia acumulada, pero también es satisfacción cuando la miras de frente y le dices “ya te vi y no te voy a dejar”.

Ha sido un largo camino con altas y bajas pero absolutamente todo, hasta las caídas, han sido para avanzar, quizás a veces el peso se mantiene o sube pero la mente se está mudando de lugar. Desde 2014 yo no he vuelto a ser la misma, sí, he tenido oscilaciones, pero cada vez me trato mejor. Me alimento más conscientemente y cuando caigo soy compasiva conmigo misma y alejo la culpa.

Esta es mi historia, no conozco la tuya pero, si no has vivido la obesidad en carne propia ya ves que no es lo que se piensa, no es tan simple, vamos a dejar de lado los juicios. Y, si la has vivido o la vives quiero decirte que NO ESTÁS SOL@, que sí podemos salir de ese círculo vicioso y, lo más importante, AMARNOS Y RESPETARNOS aquí y ahora para poder dar ese primer paso.

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